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Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 21 de abril de 2014

Este artículo describe las noticias que han aparecido en los medios estadounidenses, resultado de la desclasificación de documentos de la agencia de inteligencia de EEUU, la CIA, durante la Guerra Fría, y sus implicaciones hoy en aquel país.

No sé si usted, lector, ha leído la novela Doctor Zhivago, del novelista ruso Boris Pasternak, o visto la película basada en esta novela. Esta última se filmó, por cierto, en partes de la meseta castellana, en unas planicies de gran belleza que en invierno, con mucha nieve, recuerdan a los paisajes siberianos, donde precisamente parte de la novela tiene lugar. El rodaje de la película en la meseta castellana durante la dictadura fascista tuvo sus dificultades, puesto que en la película se filmaban momentos de la Revolución Bolchevique, con cantos de la Internacional y banderas rojas que alertaron a la Guardia Civil asentada en aquel territorio. Contaba Geraldine Chaplin (hija de Charles Chaplin y una de las actrices de la película) que la productora de la película tuvo que ir corriendo al cuartel indicando que era una simulación y no un ensayo general para la revolución española.

Cuando la novela, sobre la que se basa la película, se publicó en ruso, inmediatamente fue prohibida en aquel país por la censura del Estado soviético, pues la novela era una protesta frente al carácter totalizante de aquel régimen, que invadía todas las dimensiones del ser humano, sin permitir un espacio propio, personal, con intimidad y respeto a la persona. Los que vivimos la dictadura totalizante, fascista, que existió en nuestro país, conocemos y compartimos aquella queja y denuncia que hizo Pasternak. La dictadura fascista española permitía muy pocos espacios en la libertad individual y de decisión personal, estando todo normativizado y sancionado, desde la lengua (en Catalunya el idioma catalán fue reprimido) hasta el sexo, incluyendo todas las áreas del ser humano.

Con un acto que le honró, el Partido Comunista Italiano, PCI, una de las fuerzas de izquierda más poderosas en Europa, apoyó la publicación, en italiano, del libro de Pasternak. La casa editorial próxima al PCI, la editorial Feltrinelli, lo publicó, a pesar de la enorme presión de la Unión Soviética para que no lo hiciera. Esta historia es conocida, aunque no en España, pues la censura fascista no podía admitir que los comunistas italianos hicieran nada bueno. Y, es más, la protesta de Pasternak iba dirigida a todos los sistemas y dictaduras totalitarios, entre las cuales la española no tenía nada que envidiar a la soviética. De ahí que en España esta historia, entre muchas otras, no se conocía, y continúa sin conocerse.

Lo que es muy interesante es lo que está pasando ahora en EEUU. La desclasificación de los archivos de la agencia de inteligencia del gobierno federal de EEUU, la CIA, documenta una parte desconocida de esta historia, que delata lo que fue la Guerra Fría y la enorme importancia que jugó la lucha ideológica en aquel conflicto. Paralelamente a lo que estaba ocurriendo en Italia, bajo el liderazgo del PCI, había una campaña internacional, dirigida por la CIA (campaña que no estaba relacionada con la campaña del PCI), de utilización de aquel libro, todavía muy desconocido en el mundo occidental, para intentar movilizar a la población que vivía en la Unión Soviética frente al comportamiento tan intrusivo del Estado en la esfera privada de los ciudadanos, desacreditando, a su vez, a aquel régimen. La CIA tradujo el libro al ruso, lo publicó sin citar la fuente ni la editorial real, y lo distribuyó ampliamente. Es más, movilizó apoyos internacionales para el que era un desconocido escritor ruso, Boris Pasternak, convirtiéndolo en un nombre conocido en los círculos literarios y políticos occidentales, presionando también al Comité Nobel para que se le otorgara el Premio Nobel de Literatura, lo cual consiguió.

Lo que es muy interesante de documentos desclasificados (que ahora son ya accesibles) es leer la justificación que da la CIA para llevar a cabo dicha campaña. En este documento, el jefe de la división soviética de la CIA describe, en julio de 1958, las razones de por qué esta campaña de apoyo y promoción de Boris Pasternak es necesaria, acentuando que “el mensaje humanista de Pasternak [es] que toda persona tiene derecho a una vida privada”. Considera que la vigilancia del Estado al nivel de romper la intimidad es algo que debe combatirse. Lo que hace esta justificación, que utiliza la CIA, interesante y sumamente valiosa y aplicable hoy es que, como señala Paul Craig Roberts (que fue funcionario público del gobierno federal antes de ser periodista) en su excelente artículo “How the CIA Turned ‘Dr. Zhivago’ Into a Weapon”, Counterpunch (09.04.2014), del cual extraigo gran parte de los datos que utilizo en este artículo, esa argumentación es hoy incluso más válida en EEUU de lo que lo era en la Unión Soviética. Las prácticas de vigilancia del Estado sobre el ciudadano normal y corriente a través de la agencia de seguridad del gobierno federal de EEUU (la National Security Agency, NSA) son mucho más invasivas que las que desarrolló el Estado soviético. Según Paul Craig Roberts, la NSA recoge y guarda todo el correo, todas las transacciones con la tarjeta de crédito, todas las conversaciones telefónicas, cada búsqueda de Internet y otras informaciones de cada uno de los ciudadano de EEUU, concluyendo que cualquier ciudadano soviético tenía mucha más privacidad que la que tiene un ciudadano y residente hoy en EEUU. Y, añade Paul Craig Roberts, la sanción del Estado soviético a aquellos que denunciaban y documentaban la violación de derechos humanos, como el mismo Pasternak, eran mucho menos severas que las que el gobierno federal de EEUU ha impuesto a Bradley Manning, Julian Assange y Edward Snowden. Y, mientras tanto, los liberales, grandes valedores, en teoría, de la libertad, continúan tomando a la sociedad estadounidense y al Estado de EEUU como puntos de referencia, como guardianes de los derechos humanos y de la libertad. ¿Qué autoridad moral tiene el gobierno federal de EEUU para presentarse hoy como el gran defensor de la intimidad y de la dignidad personal, entre otros derechos humanos?

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