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Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 29 de julio de 2014.

Este artículo critica las explicaciones que pensadores neoliberales están dando al elevado desempleo existente hoy en la mayoría de países a los dos lados del Atlántico Norte, y que aparece con mayor intensidad en los países periféricos de la Eurozona.

El desempleo es la marca del tiempo que vivimos. Aunque España es uno de los países donde el desempleo es mayor, este fenómeno está hoy generalizado a los dos lados del Atlántico Norte, es decir, en la mayoría de países de la Unión Europea y en Norteamérica. Una de las principales explicaciones que se han dado en los mayores fórums de pensamiento económico (la mayoría de sensibilidad neoliberal) es que la principal causa de que haya un desempleo elevado es la falta de formación de las personas que están desempleadas, que les permita trabajar en los puestos de trabajo existentes. Este desempleo, definido como desempleo estructural, sería resultado, pues, de que no haya un matching (es decir, una correspondencia) entre los puestos de trabajo disponibles y los conocimientos y cualificaciones de los candidatos a tales puestos de trabajo. El elevado desempleo se explica por la falta de formación de los desempleados para realizar la labor de estos nuevos puestos de trabajo.

A primera vista, parecería que la evidencia empírica existente apunta en esta dirección. Así, las proyecciones realizadas por el Ministerio de Trabajo de EEUU (U.S. Department of Labor) muestran que para el período 2006-2016, los tipos de trabajo que están creciendo más rápidamente son aquellos que requieren una elevada cualificación, tales como personal informático, analistas en comunicación, expertos en ordenadores, ingenieros, analistas financieros, y otros. En base a estos datos se ha establecido esta teoría del desempleo estructural. Se indica que hay un enorme crecimiento de aquellos puestos de trabajo que quedan vacíos por falta de personas cualificadas para ocuparlos. Y de ahí se deriva que la solución para resolver el paro pase por formar e incrementar el nivel de cualificación de la población.

El problema con esta teoría es que una cosa es la rapidez en el crecimiento de los trabajos que requieren una elevada cualificación, y otra es el número de puestos de trabajo que pertenecen a esta categoría. La demanda de un tipo de trabajo (por ejemplo, analistas financieros) puede estar creciendo muy rápidamente y, en cambio, el número total de ese tipo de puestos de trabajo puede ser muy menor, con lo cual, por mucho que crezca, su contribución a resolver el elevado desempleo será muy menor. Y esto es precisamente lo que está ocurriendo. El 75% de todos los puestos de trabajo que requieren una elevada cualificación representa solo el 3% de todos los puestos de trabajo existentes en EEUU.

Lo que es importante, pues, para entender las causas del elevado desempleo, no es tanto el elevado crecimiento en la oferta de trabajos cualificados, sino el número y porcentaje que dicho tipo de trabajos representa en todo el mercado de trabajo, así como la tasa de crecimiento de la oferta de la gran mayoría de puestos de trabajo, que no son, por cierto, de elevada cualificación. En realidad, según los mismos datos del Ministerio de Trabajo, el 70% de los puestos de trabajo que se están creando son empleos de baja cualificación. La mayoría requieren aprendizaje más que formación. Entre los servicios donde se crea más trabajo están los servicios comerciales (como personal de ventas), servicios personales (como personal de limpieza), servicios de distribución de alimentos (como personal de restaurantes) y servicios de atención a personas (como servicios domiciliarios a personas dependientes), entre otros. En realidad, la crisis actual muestra el gran porcentaje de personas que están trabajando en tales servicios con cualificaciones muy por encima de las que se requieren para el trabajo que realizan. Parecería, pues, que el crecimiento de puestos de trabajo va en dirección contraria a la que se indica en las teorías del desempleo estructural. Este tipo de problema (que estén trabajando personas en puestos de trabajo que requieren menos cualificación de la que tienen) ha aumentado de una manera muy clara durante estos años de recesión. Es más, otro sector del mercado de trabajo que ha aumentado mucho durante la crisis es el de personas que están trabajando a tiempo parcial, y a las que les gustaría hacerlo a tiempo completo. Este dato muestra el error de atribuir el desempleo y/o falta de empleo a la falta de cualificación del trabajador. Si ello fuera cierto, ¿cómo se explicaría que una persona que ya ha mostrado tener las cualificaciones para ocupar un puesto de trabajo a media jornada, trabajando 20 horas a la semana, no pueda trabajar (a pesar de desearlo) 40 horas a la semana tal como desearía?

La causa del elevado desempleo

Toda la evidencia muestra que el problema real no es la falta de formación de los candidatos a la oferta de puestos de trabajo (problema que existe, pero es muy minoritario), sino la falta de producción de puestos de trabajo. Tal como señalan John Miller y Jeannette Wicks-Lim, incluso, en el caso de que todos los puestos de trabajo existentes en EEUU que no están ocupados lo estuvieran, el desempleo continuaría siendo muy elevado (“Unemployment: A Jobs Deficit or a Skills Deficit?”). Y lo que incluso es más preocupante es que el número de puestos de trabajo que se están creando en este período de recuperación económica es muy inferior al que se creó en recuperaciones anteriores. Según los trabajos del Economic Policy Institute (uno de los centros de investigación del mercado laboral de EEUU más conocidos y creíbles), la tasa de creación de empleo en el primer año de la recuperación económica fue un 25% inferior a la registrada en la recuperación anterior.

Una de las causas de que la creación de empleo haya sido menor que la que se registró en recuperaciones anteriores, ha sido que la recesión fue, esta vez, mucho mayor que las anteriores. El desempleo ha sido, por lo tanto, mucho mayor, lo cual implica que la demanda de productos y servicios ha sido mucho menor, y por lo tanto el estímulo económico también ha sido mucho menor. Esto es lo que explica la poca producción de empleo. Y los datos están ahí para verlos. El empresariado se queja de la falta de ventas porque la gente no tiene dinero (elevado desempleo quiere decir, también, salarios más bajos, además de menos personas asalariadas), y ello es lo que causa la falta de aumento de la inversión y producción de puestos de trabajo. En realidad, son las pequeñas empresas (que son las que crean más empleo) las que quedan más afectadas por esta falta de demanda, y esto es lo que no aparece con mayor frecuencia e intensidad en los mayores medios de información y persuasión económicos.

La razón de este silencio o falta de visibilidad mediática es fácil de ver. Las teorías del desempleo estructural, que atribuyen el desempleo a la falta de cualificación, individualizan las causas del desempleo, responsabilizando al desocupado de seguir los pasos para resolver su situación de desempleo: la solución está en sus manos, tienen que formarse. En cambio, si el problema del paro se basa en la pérdida de la capacidad adquisitiva de la población, resultado de la disminución de los salarios y de la reducción del gasto público y los estímulos económicos (argumentos que son del desagrado de los poderes económicos y financieros), entonces la responsabilidad es colectiva y se habla menos de ello. Así es como funcionan los medios y los think tanks financiados por ellos.

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