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Article publicat per Vicenç Navarro a la columna “Dominio Público” al diari PÚBLICO, 1 d’octubre de 2015.

Aquest article analitza molt críticament la cobertura mediàtica que s’està donant per part dels majors mitjans de comunicació occidentals (incloent els espanyols) sobre la situació dels refugiats dels països de l’Orient Mitjà que fugen dels conflictes de guerra que hi estan tenint lloc. L’article també assenyala que, en contra del que s’està escrivint, els països anomenats democràtics a Europa mai no van acollir els refugiats espanyols que fugien de la dictadura feixista espanyola. Finalment, l’article emfatitza que la suposada generositat del govern alemany respon a d’altres criteris diderents als que s’estan descrivint en aquells mitjans.

Europa no dio la bienvenida a los refugiados españoles

Hoy estamos viendo un gran flujo de la población de países de Oriente Medio hacia Europa Occidental que están huyendo de las guerras que están o han estado ocurriendo en esos países. En Europa existe una movilización del establishment europeo (la estructura de gobierno de la Unión Europea) para recibir tales refugiados, apelando al compromiso con los derechos humanos que se asume ha caracterizado históricamente a la Europa nacida después de la II Guerra Mundial. En esta movilización se apela a la memoria histórica, indicando que lo que ocurre ahora con los refugiados de Oriente Medio es idéntico a lo que ocurrió en los años treinta en Europa, cuando los países democráticos europeos acogieron a los refugiados españoles que huían de las tropas fascistas que se habían rebelado frente a un Estado democrático. Así, el Presidente de la Comisión Europea, el Sr. Jean-Claude Juncker, en un discurso que dio recientemente en el Parlamento Europeo, apelaba a la solidaridad que Europa debía mostrar hacia estos nuevos inmigrantes tal y como en los años treinta “se había mostrado hacia los republicanos españoles” que huían del fascismo.

Es sorprendente la ignorancia que de este discurso se desprende (que es representativa, por cierto, del discurso que se está promoviendo por parte de tal establishment europeo), pues ignora que no hubo ninguna (repito ninguna) solidaridad hacia los refugiados españoles por parte de los Estados (llamados democráticos) europeos. Todo lo contrario, hubo una gran hostilidad hacia ellos, siendo tratados de una manera inhumana, violando los principios más elementales de decencia y humanidad. Veamos los datos.

Medio millón de españoles huyeron a Francia, donde fueron internados, no en campos de refugiados, sino en campos de concentración, campos que no tenían las más mínimas condiciones de habitabilidad , no conociéndose todavía hoy el número de muertos que el frío, el hambre, y la sed dejaron entre ellos. Y esto ocurría en un país –Francia- bajo un Presidente socialista, el Sr. León Blum, que lideraba un frente de izquierdas llamado Frente Popular. Blum no apoyó al gobierno de Unidad Popular de la República Española, respetando el Pacto de No Intervención visiblemente ignorado por Hitler y Mussolini, pues ellos sí apoyaron a las tropas fascistas españolas, que estaban generando la masiva huida de republicanos hacia Francia. En realidad, el golpe fascista no hubiera sido exitoso sin tal ayuda.

Gran parte de los refugiados pasaron a campos de prisioneros de guerra cuando la Alemania Nazi invadió y ocupó Francia. Y al negárseles la condición de españoles por parte del gobierno fascista, fueron trasladados (casi 10.000) a campos de concentración Nazis, como Mauthausen, Dachau y Buchenwald, de los cuales solo una minoría sobrevivió. A estos campos también fueron enviados españoles (incluidos catalanes, como una hermana de mi madre) que, habiendo escapado de los campos de concentración franceses, habían iniciado la resistencia contra las tropas nazis en Francia. Poco se ha escrito sobre los miles de republicanos que continuaron, después de exiliarse de España, la lucha contra el fascismo y nazismo en territorio francés. Otros realizaron esta lucha alistándose a la legión extranjera francesa, siendo la división en la que ellos eran la mayoría, la que liberó París, sede del Estado cuyos antecesores les habían maltratado al llegar como refugiados.

Como consecuencia del olvido, deliberadamente impuesto a la población española (incluida la catalana), por el Estado fascista primero y por el Estado llamado democrático post dictatorial después, la juventud no conoce que siempre hubo otra España, la republicana, olvidada hoy en este país, que luchó por los derechos humanos que ellos no tuvieron. En realidad, los países que dieron la bienvenida a los refugiados españoles no fueron los europeos (excepto la Unión Soviética), sino los latinoamericanos, y muy en especial, México. La diáspora republicana –también olvidada en España- tuvo su base en México, no en Europa.

Europa creó la crisis que ha generado ahora los refugiados

El otro tema que no aparece en los grandes medios de información cuando se habla de los refugiados es que los causantes de los conflictos en Oriente Medio han sido precisamente los Estados europeos que, bajo el liderazgo de los gobiernos de Francia y del Reino Unido (y del Estado federal de EEUU), son los que han intervenido militarmente en los países de los que huyen los refugiados (ver mi artículo “Las ocultadas causas políticas del naufragio mediterráneo”, Público, 10.08.2015), habiendo sido los Estados de tales países los que han generado aquellos conflictos. Y esto no es una opinión de los “izquierdistas” (término despectivo que las derechas utilizan para definir a las voces críticas), sino la opinión de nada menos que de un editor senior, el Sr Martin Wolf, del periódico del establishment financiero mundial, basado en Europa, el Financial Times, que en su artículo “A refugee crisis that Europe cannot escape”(Financial Times, 22.09.15) escribe lo siguiente: “una responsabilidad moral en el tema de los refugiados recae en los países cuya irresponsabilidad jugó un papel clave en desestabilizar Oriente Medio –y muy en particular, EEUU y el Reino Unido aunque Francia también merece estar en este grupo en el caso de Libia donde, tras causar un desastre, se lavó las manos y se fue-. Al menos estos países deberían ayudar a aquellos que han y están sufriendo como consecuencia de sus acciones”. En realidad, el Sr. Wolf se queda corto, pues otros países, incluyendo Alemania y España, ofrecieron apoyo y continúan ofreciéndolo a aquellas intervenciones militares. Es más, las estrellas mediáticas que apoyaron tales intervenciones militares, como es el caso de Bernard-Henri Lévy (el darling de las fuerzas que presentaron a las fuerzas intervencionistas como liberadoras de aquellos países), ahora llaman a ayudar a los que sufrieron aquellas intervenciones, apelando al supuesto compromiso con la libertad, que asumen, siempre existió en la Unión Europea. Y lo escribe en El País sin ruborizarse, con todo tipo de cajas de resonancia (véase “¿Dónde está Bernard-Henri Lévy?”, Público, 27.11.2013).

La supuesta generosidad de la Sra. Merkel

Pero hay otra dimensión de los refugiados que también tiene un elevado nivel de hipocresía. La bienvenida de los refugiados por parte de Alemania se debe en parte a dos hechos. Uno es que la mayoría de refugiados son personas cualificadas, pertenecientes en sus países de origen a las clases medias de renta alta y/o a la clase trabajadora cualificada, con una elevada educación y con formación universitaria y/o profesional. La evolución demográfica de la población alemana ha sido una constante preocupación del establishment alemán, que queda atenuada con la llegada de gente joven, bien formada y con gran motivación. La otra causa de la bienvenida es que una llegada masiva de inmigrantes significa una presión a la baja de los salarios al aumentar la población en búsqueda de trabajo. Esta ha sido siempre la causa de que el mundo empresarial haya dado la bienvenida a la inmigración.

Ni que decir tiene que hay otras motivaciones para explicar tal bienvenida, siendo una de ellas el hecho de que esta campaña de bienvenida haya permitido cambiar la imagen de la canciller alemana, la Sra. Merkel, y de su gobierno, caracterizadas por su rigidez y falta de sensibilidad humana y de solidaridad, generadas a raíz de su comportamiento en sus negociaciones con Grecia para renegociar el rescate de aquel país, al cual impuso condiciones enormemente dañinas. Con la crisis de los refugiados, la Sra. Merkel ha aparecido como su gran benefactora. Así de claro. Como ocurre frecuentemente, la narrativa oficial idealiza la realidad para así encubrir sus motivos, que distan mucho de ser tan nobles de como se presentan.

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