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Article publicat per Vicenç Navarro a la columna “Dominio Público” al diari PÚBLICO, 19 de maig de 2016.

Aquest article resumeix l’informe devastador preparat per la Unió General de Treballadors sobre el creixement de la mortalitat i accidentalitat laboral com a conseqüència de les reformes laborals aprovades pel govern PSOE i pel govern PP.

Cada año los sindicatos publican los datos anuales del número de muertes y accidentes graves que ocurren en los lugares de trabajo en España y en sus comunidades autónomas. Son datos desoladores que raramente aparecen en las primeras páginas de los grandes rotativos del país. En realidad, no aparecen ni en la última página. No son noticia. Y lo que es escandaloso (y creo que es justo utilizar este término a fin de denunciar tal silencio ensordecedor) es que la gran mayoría de tales muertes son evitables y prevenibles. En España cada día mueren 2 trabajadores en el lugar de trabajo, 12 sufren un accidente grave y 53 son diagnosticados de enfermedades laborales (de las cuales muchas pueden causarles la muerte). Y lo que es incluso más preocupante es que habiendo mejorado las cifras a principios de siglo, se han deteriorado de una manera muy espectacular (en realidad en porcentajes no vistos desde hace tiempo) durante los años de las reformas laborales, que han dejado al mundo del trabajo debilitado y desprotegido frente a la avalancha del mundo empresarial, consecuencia del impacto muy negativo que tales reformas (tanto las del gobierno PSOE como las del gobierno PP, ambas reformas aplaudidas, por cierto, por el partido neoliberal Ciudadanos) han tenido en la protección y seguridad de los trabajadores como resultado del gran debilitamiento de los sindicatos. En la lucha de clases (de la cual nunca se habla en los mayores medios de información y persuasión por considerarla “inexistente” o “anticuada”) que ocurre diariamente entre el mundo empresarial y el mundo del trabajo, el número de accidentes mortales ha ido aumentando significativamente. En el año 2015, último año de recogida de datos, el incremento fue de un 4,8%, una cifra que, junto con el incremento del año anterior, 2014 (3,9%), no se había alcanzado nunca desde principios de siglo. Estos y otros datos proceden del detallado y riguroso estudio publicado por la Unión General de Trabajadores, UGT, titulado Informe Accidentes de Trabajo. Enero-Diciembre 2015. La información es estremecedora y, como era predecible, ha sido ignorada por los grandes medios. En Catalunya, una de las CCAA con más fallecidos durante la jornada laboral, ningún medio escrito, oral o televisivo ha informado de tal situación.

La brutal realidad ignorada por los medios

En 2015, 608 trabajadores perdieron la vida en su lugar de trabajo, 28 más que el año anterior. El número total de accidentes fue de 1.233.918, un 3,8% superior al año anterior. Este aumento ocurrió en todos los sectores de la economía (servicios, industria, construcción y sector agrario). Y tal mortalidad ocurre entre los asalariados peor pagados, entre los más jóvenes, y también, por cierto, entre los trabajadores por encima de los cincuenta años. Catalunya, Andalucía y Madrid son las comunidades autónomas peores en cuanto a siniestralidad laboral. Y los más vulnerables son los peones de la agricultura, de la pesca, de la construcción, de las industrias manufactureras y del transporte. El grupo que tiene menos accidentes es el de los directores y gerentes de las empresas, cuyos salarios han crecido en relación con los de menores salarios, siendo los que han sufrido mayor mortalidad los trabajadores de salarios más bajos (y muy en especial conductores y operadores de maquinarias móviles). Por otra parte, los trabajadores con menor estabilidad y mayor precariedad son los que tienen mayores accidentes graves. Son causas de accidentes el sobreesfuerzo físico, el trauma psíquico, las radiaciones, el ruido, la luz y la presión laboral. Y los diagnósticos de muerte son por infartos, derrames cerebrales y otras patologías no traumáticas.

Esta es la realidad ocultada por los establishments político-mediáticos del país, pues no quieren que se conozca el enorme coste humano de sus políticas de austeridad y reformas laborales, impuestas (y digo impuestas, pues no estaban en sus programas electorales) a la población por los gobiernos del PP y del PSOE, y aplaudidas por Ciudadanos, bajo el nombre de “reformas estructurales”, necesarias según ellos para salir de la crisis. Como el Sr. Rosell, presidente de la patronal del país, dijo recientemente, estas medidas son “dolorosas y necesarias para que la economía se recupere”. Teniendo en cuenta que los datos muestran que las rentas del trabajo en este país han ido bajando (como porcentaje de la renta nacional) durante los años de crisis económica y las del capital han ido aumentado, es justo que se pregunte al Sr. Rosell: ¿de qué economía está usted hablando? Seguro que ningún periodista le preguntará tal obviedad.

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