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Publicat a EL PLURAL, el 4 de Setembre de 2009.

Aquest article descobreix la participació del Senador Kennedy en la lluita parlamentària en defensa dels drets socials i laborals als EUA, així com el seu suport a les forces democràtiques antifeixistes espanyoles i d’Amèrica Llatina. Analitza també algunes de les seves propostes, com el seu suport a NAFTA i la desregulació dels transports i comunicacions que van ser subjecte de crítica per part de les esquerres nord-americanes. L’article denúncia també la deficient i errònia cobertura mediàtica dels EUA per part dels més grans mitjans d’informació espanyols.

Conocí al Senador Kennedy en los años setenta cuando, como dirigente de la American Public Health Association, APHA (la Asociación Americana de Salud Pública), elegido por los 50.000 profesionales de salud pública de EEUU, yo tenía la responsabilidad de defender las propuestas de dicha Asociación ante el Congreso de EEUU. Una de tales propuestas era la de que el Congreso aprobara una ley que garantizara el derecho de acceso a los servicios sanitarios por parte de toda persona que viviese en EEUU. Tal derecho es todavía inexistente en aquel país, lo cual explica que millones de sus ciudadanos y residentes experimenten enormes dificultades para acceder a la atención médica, como consecuencia de no tener los medios para pagar tales servicios. Es más, 48 millones carecen de cualquier tipo de cobertura sanitaria que les permita ir al médico cuando caen enfermos y 112 millones tienen una cobertura insuficiente. La crueldad (y no hay otra manera de definirlo) del sistema sanitario estadounidense queda reflejada en el hecho de que más del 40% de personas que se están muriendo (como consecuencia de tener una enfermedad mortal) expresan en su lecho de muerte estar preocupados por cómo ellos, o sus familiares, pagarán las facturas médicas, una vez se hayan muerto. Una propuesta de la APHA era, precisamente, la universalización del derecho de acceso a los servicios sanitarios, un derecho que, en la práctica, existe en España y en la mayoría de países de la Unión Europea, pero no en EEUU

Un político perteneciente al Senado (la Cámara alta del Congreso), sensible a esta propuesta era el Senador Edward Kennedy, entonces miembro del Comité de Asuntos Sociales del Senado de Estados Unidos (del que fue Presidente años después). Cuando di testimonio, frente al Senado, en defensa de tal propuesta, pude percibir que él era nuestro mejor aliado dentro del Senado en aquel esfuerzo. Así fue como le conocí. Era una persona intensa, claramente comprometida con la universalización de los derechos sociales en EEUU, incluyendo el derecho de acceso a los servicios sanitarios. Alcanzar tal derecho se convirtió en la mayor causa de su vida. Luchó toda su vida política al servicio de esta causa. Fue una lucha dura, como consecuencia del enorme poder de las compañías privadas de seguros sanitarios que gestionan la mayoría de la atención sanitaria de aquel país. Tales compañías financian las campañas electorales de gran parte de los políticos que tienen responsabilidad decisoria en comités del Congreso responsables de temas sociales y sanitarios.

El Senador Kennedy se transformó a partir de entonces en un punto de referencia para todos los que en EEUU lucharon (y continúan luchando) para conseguir este derecho humano, al que se oponen grandes grupos de poder, que se benefician de la comercialización de la medicina. La intensidad de esta lucha es un indicador del enorme poder de aquellos lobbies y su excesiva influencia sobre las dos Cámaras del Congreso estadounidense, tanto la Cámara Baja como el Senado, poder que limita enormemente la democracia estadounidense. A pesar de que la mayoría de la ciudadanía en EEUU ha deseado que este derecho a los servicios sanitarios sea una realidad, ello no ha ocurrido, dado que los políticos claves para que esto ocurra están en “el bolsillo” de aquellos grupos de poder. Esta realidad es ignorada en los medios de información españoles, que tienden a idealizar el sistema político estadounidense.

Liberal en EEUU quiere decir socialdemócrata en Europa
En esta lucha pude conocer bien al Senador Kennedy, un político que en Europa encajaría en la tradición socialdemócrata, habiendo promovido a lo largo de su vida, no sólo la universalización de los derechos sociales y laborales (era uno de los Senadores más próximos a los Sindicatos), sino también la redistribución de recursos que garantizara la igualdad de oportunidades, escasamente desarrollada en muchos sectores de la población estadounidense. En Europa y en España, a estos políticos se les llama socialdemócratas. No así en EEUU, donde se les llama “liberales”. Se crea una gran confusión cuando muchos corresponsales de rotativos españoles en aquel país y muchos autores y comentaristas copian literalmente el término “liberal” en EEUU, sin aclarar que ello quiere decir “socialdemócrata” en Europa. Así, vemos en tales medios españoles (un ejemplo de ello es el artículo titulado “Los límites del legado de Kennedy”, de Marc Bassets, en La Vanguardia. 29.08.09) que políticos como el Senador Kennedy, o economistas como Paul Krugman, que piden un aumento de los impuestos, un mayor impacto redistributivo del gobierno federal y un mayor intervencionismo del sector público en la vida económica y social del país, aparezcan en tales artículos definidos como liberales, creando una enorme confusión. Es lógico que muchos lectores no entiendan la realidad de aquel país cuando se interpreta de una manera tan deficiente.  El compromiso socialdemócrata del Senador Kennedy se tradujo, por cierto, en su asistencia a la única reunión que la Internacional Socialista ha tenido en Nueva York (con Felipe González y François Miterrand, entre otros), saludándoles en nombre de la comunidad progresista (llamada liberal), en EEUU, reunión a la que también asistió el economista John Kenneth Galbraight.

A nivel personal, fue una persona que conjugaba su compromiso social con una gran amabilidad y gentileza, que se reflejaba en multitud de detalles. Cuando, a propuesta de Jesse Jackson Senior (al cual asesoré en sus intentos de que el Partido Demócrata se comprometiera a la universalización de la sanidad), el gobierno federal de EEUU me citó como uno de los científicos que más habían contribuido en mejorar la salud y calidad de vida del pueblo estadounidense, supe que el Senador Kennedy había apoyado intensamente tal petición, hecho que no citó en su llamada para felicitarme por tal nombramiento.

El Senador Kennedy apoyó a las fuerzas antifascistas democráticas españolas y de América Latina
La relación con él se estrechó aún más, no sólo como dirigente de la APHA, sino como miembro de la resistencia antifascista española. A finales de los años sesenta y principios de los setenta le pedí que me ayudara a testificar frente al Senado en contra de la renovación de las bases militares estadounidenses en España, acuerdo que fortalecía a la dictadura. Hizo gestiones para facilitarme tal presentación, ofreciendo todo tipo de facilidades a las fuerzas democráticas de España en la lucha contra aquella dictadura. Su claro compromiso antifascista quedó también reflejado en que, a instancia suya, el Congreso aprobó, en 1974, la Ley conocida como “Kennedy Ammendment”, la cual congeló la venta de armas a la dictadura del General Pinochet (la resistencia antifascista española en EEUU no conseguimos que se aprobara una ley semejante para España). En Chile, el gobierno Bachelet le dio recientemente la máxima condecoración que tal gobierno puede otorgar. En política latinoamericana, Ted Kennedy, aunque miembro del clan Kennedy, se distanció de las políticas de sus hermanos, tanto las del Presidente Kennedy (que apoyó el golpe militar brasileño en contra del gobierno Goulart), como las de Robert Kennedy que, cuando fue Fiscal del estado, intentó por todos los medios terminar con Fidel Castro. El Senador Edward Kennedy apoyó al gobierno Lula (cuyas políticas son semejantes a las de Goulart), y fue una de las voces en el senado en contra del embargo a Cuba.

Apoyó, sin embargo, el tratado de libre comercio (NAFTA) entre Canadá, Méjico y EEUU, que propuso el Presidente Clinton (en contra de la postura de los sindicatos y de la mayoría del partido Demócrata), lo que le supuso recibir fuertes críticas desde la izquierda estadounidense, críticas que se repitieron debido a su apoyo a la desregulación de los servicios aéreos y de transportes. Estas actuaciones crearon grandes tensiones con los sindicatos, que intentó diluir más tarde apoyando activamente la propuesta de ley (escrita por los sindicatos) que facilitaría la sindicalización en aquel país, donde sólo el 13% de la fuerza laboral está sindicalizada, como consecuencia de la enorme oposición por parte del poderosísimo mundo empresarial, que se opone a lo que el 68% de la población desea: tener el derecho a la sindicalización.

Como todo ser humano, el Senador Kennedy tuvo sus complejidades. Pero, a pesar de las críticas de sectores de izquierdas (muchas de ellas merecidas), Ted Kennedy fue una persona que contribuyó en gran manera al mejoramiento de la calidad de vida de las clases populares de EEUU, habiendo sido un aliado en EEUU de las fuerzas progresistas en el mundo. ¡Que descanse en paz!

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