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Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario PUBLIC, 12 de noviembre de 2010

Este artículo muestra que la sensibilidad social del gobierno tripartito de Catalunya ha sido mucho mayor que la del gobierno CiU, cuya escasa inversión social es, en parte, responsable del subdesarrollo del estado del bienestar de Catalunya.

El Tripartito tiene mala prensa estos días. La gran mayoría de artículos que han aparecido en los mayores medios de información en Catalunya comentando la experiencia del gobierno de la Generalitat (resultado de la alianza de tres partidos, PSC, ERC e ICV-EA) no han sido favorables. Tal evaluación es sorprendente, pues los datos disponibles no parecen confirmar esta negatividad en el diagnóstico de lo ocurrido. En realidad, tales datos muestran que la experiencia del Tripartito ha sido, en general, positiva.

El Tripartito heredó uno de los mayores problemas que ha tenido históricamente Catalunya: el subdesarrollo de su estado del bienestar. El gasto público social por habitante (que incluye transferencias y ayudas a las familias), así como servicios públicos tales como sanidad, educación, escuelas de infancia, servicios de ayuda a las personas con discapacidades, vivienda social y servicios de prevención social, entre otros), era en 2003, cuando el tripartito inició su mandato, el más bajo de la Unión Europea de los Quince (UE-15, el grupo de países más cercanos a nosotros por el nivel de desarrollo que tenemos). Las cifras hablan por sí mismas. Tal gasto en Catalunya era de 4.338 euros estandarizados, en España era de 4.316,9, y en la UE-15 era 6.926. Catalunya estaba a la cola de la UE-15. Los déficits sociales eran enormes.

Una explicación que se ha dado en Catalunya a este retraso era el déficit fiscal, es decir, que el estado central devolvía a Catalunya un porcentaje excesivamente bajo de lo que los ciudadanos en Catalunya aportaban al estado, lo cual era cierto, pero sólo en parte. Si no hubiera habido déficit fiscal, Catalunya hubiera tenido 965 euros estandarizados más por habitante, una cantidad importante, pero insuficiente para cubrir el déficit de gasto público social por habitante entre Catalunya y el promedio de la UE-15 (el grupo de países de la UE más próximos a nosotros por el nivel de desarrollo económico) que era nada menos que 2.588. Y este déficit tenía que ver con los bajos ingresos al estado (los más bajos de la UE-15) al cual contribuyó la enorme bajada de impuestos que el gobierno Aznar realizó en los años noventa con el apoyo del gobierno CiU. La otra causa del déficit social de Catalunya eran las prioridades del gobierno de la Generalitat durante los veintitrés años de mandato que priorizaron los temas identitarios (construcción de entidades propias, desde los Mossos a la Televisión y Radio públicas catalanas) sobre los temas sociales.

Tal situación cambió notablemente a partir del 2003. El crecimiento del gasto público social por habitante y por año, que había aumentado un 17% en los últimos ocho años de CiU, aumentó un 26,2% durante el periodo tripartito 2003-2010. Las consecuencias de este espectacular ascenso de gasto público social (el mayor ocurrido en Catalunya en la época democrática) se reflejó en los diferentes componentes del estado del bienestar. En sanidad, el incremento del gasto público sanitario fue un 46% en el periodo CiU, mientras que creció un 54,7% en el periodo tripartito. En educación, fue de 7,7% en el periodo CiU, a un 12,8% en el periodo tripartito. Y así en todos los componentes del estado del bienestar. Ello implicó cambios muy significativos en sanidad y en educación, donde los crecimientos fueron muy notables, mejorándose la escuela pública de una manera muy notable, tanto en horas de docencia (igualándola con la privada concertada), como en recursos. El diferencial de horas lectivas entre pública y privada ha descendido espectacularmente. En sanidad, las reformas en la atención primaria y en salud pública no han tenido precedentes en Catalunya. Y un tanto igual en vivienda y en las áreas ambientales.

El gobierno, sin embargo, tuvo suspensos, y el mayor fue el de no cambiar sustancialmente la orientación nacionalista de sus medios públicos (TV3 y Catalunya Ràdio), poco sensibles a los temas sociales. De ahí deriva, en parte, la pobre imagen del tripartito, acentuada todavía más en los medios de información de mayor difusión en Catalunya, de persuasión conservadora neoliberal. Por otra parte, es poco creíble el compromiso por parte de CiU de mejor el estado del bienestar de Catalunya cuando toda la dirección es la misma que gobernó Catalunya cuando estaba a la cola de la Europa Social.

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