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Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 28 de enero de 2011

Este artículo analiza las causas de la recesión de las economías europeas indicando que las políticas seguidas por la dirección de la Unión Europea (incluyendo las llevadas a cabo en España) son opuestas a las que necesita para conseguir una rápida recuperación.

El liderazgo de la Unión Europea (el Consejo Europeo, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) ha subrayado una vez más que se penalizará con multas sustanciales a los países de la Eurozona que no se adhieran estrictamente al Pacto de Estabilidad. Esta medida refleja que tal establishment europeo está plenamente sumergida en la ideología neoliberal que está dificultando enormemente la salida de la recesión. No hay duda de que estas medidas de austeridad de gasto público empeorarán la crisis con una desaceleración del ya minúsculo crecimiento europeo, con aumento muy notable del elevadísimo desempleo.
Estas tesis de austeridad se basan en una lectura profundamente equivocada de las causas de las crisis del euro. Asumen que la crisis del euro se debe al excesivo derroche de gasto público en los países que llaman PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y Spain) que, en inglés, quiere decir cerdos. Asumen –y dicen- que si los estados de estos países se hubieran comportado y hubieran sido tan disciplinados como los estados de los países del centro y del norte de la Eurozona, hoy no estaríamos en la situación en que nos encontramos. Lo que es extraordinario es que este dogma se reproduzca cuando es fácil de ver que esta versión de los hechos no se corresponde con la realidad. Cada uno de estos países PIGS tiene el gasto público por habitante más bajo de la Eurozona. El problema en estos países no se debe a su inexistente “excesivo gasto público” y “exuberante estado del bienestar”, pues tanto su gasto público per cápita como su gasto público social per cápita están muy por debajo del promedio de la UE-15. El problema que estos países tienen no está en el sector público, sino en el sector privado. En realidad, el mayor endeudamiento en estos países no es el público, sino el privado, y sus problemas se deben al muy marcado endeudamiento privado que se ha financiado con préstamos de la banca alemana y francesa. Y es dudoso que esta deuda pueda pagarse. Y ahí está el quid de la cuestión.
Lo que debe preguntarse es por qué están estos países tan endeudados. La respuesta es a dos niveles. Uno es que la masa salarial como porcentaje de la renta nacional ha ido descendiendo en todos estos países, con lo cual la población tiene cada vez menos capacidad adquisitiva. La otra respuesta se centra en las enormes desigualdades que existen en la Eurozona y, muy en particular, entre Alemania y los PIGS. La enorme plusvalía de euros de la banca alemana (resultado de su modelo económico basado, no en la demanda doméstica, sino en las exportaciones) se basa en los enormes déficits de euros en los países importadores y muy en especial, en los PIGS. En un gráfico que muestre la evolución del balance de pagos (Current Accounts Balances) como porcentaje del PIB, puede verse como el aumento de divisas a Alemania está relacionada con la disminución en los PIGS. En otras palabras, Alemania exporta a estos países mucho más de lo que importa de ellos. Alemania es la China de Europa.
La respuesta clásica que se da para explicar este hecho es que Alemania es mucho más competitiva que los PIGS, lo cual es sólo parcialmente cierto, pues no se explica cómo se consigue su mayor competitividad. Alemania paga a sus trabajadores mucho menos de lo que les corresponde por su productividad. Y ahí está la raíz del problema. La demanda doméstica en Alemania es demasiado baja. Esta política es resultado, por cierto, de las políticas aprobadas por los gobiernos del canciller Schröder (que determinó el colapso y rotura del mayor partido socialdemócrata existente en la UE) y de la canciller Merkel. La solución a esta situación es, o subir los salarios alemanes (como pidió el que fue Ministro de Economía de Schröder, Oskar Lafontaine), y con ello aumentar la demanda interna alemana y, por lo tanto, incrementar las importaciones y con ello estimular la economía europea, o bajar todavía más los salarios de los PIGS. Y esto es lo que Merkel y Compañía están imponiendo a los segundos, lo cual empeorará todavía más la situación, pues por un lado aumentará el endeudamiento privado de las familias en los PIGS, y por el otro Alemania continuará sin estimular el mercado doméstico (que estimularía el crecimiento económico de Europa, incluyendo España).

LA SITUACIÓN EN ESPAÑA
La deuda externa de España es principalmente deuda del sector privado. Y más de la mitad de esta deuda la tienen la banca alemana y francesa. Para complicar todavía más el panorama, esta deuda es a corto, no a largo plazo, lo cual quiere decir que deberá financiarse de nuevo y pronto. Y ahí está una de las raíces del problema. Uno de los mayores mitos propagados por el Banco de España es que la banca española es muy solvente. En realidad, es de las menos solventes en Europa. Y su escasa solvencia está enraizada en que la mayoría de dinero que presta es dinero extranjero que la banca española ha utilizado (con el beneplácito del Banco de España) en sus aventuras especulativas inmobiliarias. Las últimas medidas del gobierno español van encaminadas a “salvar” al supuestamente sano sistema financiero mediante la aportación de 20.000 millones de euros, ayuda que se está realizando sin exigir contrapartidas – como garantizar el crédito- a las entidades financieras. En realidad parte del problema de las cajas de ahorro se debe a que se comportaron más y más como los bancos, especulando en labores inmobiliarias.
Una consecuencia de que la gran mayoría de la deuda española es privada, no pública, es que los recortes de gasto público que la Comisión Europea está pidiendo para reducir el déficit, tendrán poco impacto en resolver el problema de la deuda española. Es más, tal reducción es contraproducente, pues dificulta enormemente el crecimiento y la recuperación económica. El mejor ejemplo de ello es Irlanda, cuyo PIB está cayendo en picado, resultado de seguir las recetas de la Comisión Europea y del FMI, lo cual quiere decir que el desequilibrio en la balanza de pagos entre Irlanda y Alemania se ha disparado, empeorando mucho más la situación. Por cierto, la gran acumulación de euros en Alemania determina que el valor del euro sea muy alto, lo cual perjudica la salida de la crisis a los PIGS, pues encarece artificialmente sus exportaciones, forzándole a endeudarse todavía más.
Podemos ver, pues, que el dogma neoliberal está destruyendo la Unión Europea. Tal entidad no podrá sostenerse debido a que estas desigualdades son tan grandes que están imposibilitando el funcionamiento de la economía europea. Según un estudio publicado por Michael Dauderstaed, las desigualdades entre regiones existentes dentro de la UE son incluso mayores que las existentes en China y en la India (Europe’s Hidden Inequalities). El dicho de la tradición socialdemócrata de “tanto mercado como se pueda y tanto estado como se necesite” se ha derivado tanto hacia lo primero que todo el sistema puede venirse abajo. Creerse que la reducción de los déficits públicos es la solución, es mostrar el poder del dogma sobre el mero sentido común. Ni que decir tiene que la perpetuación y promoción del dogma se debe a que sirve a unos intereses bien definidos –entre ellos el del capital financiero-. Ahora bien, este dogma se ha ido expandiendo y ha sido aceptado por partidos representantes de los intereses de las clases populares, tales como los partidos socialdemócratas que han ido convirtiéndose en partidos socio-liberales, pasando a ser parte del problema en lugar de la solución.
Una última observación. Intentar reducir el déficit público predominantemente a partir de los recortes en el gasto público es, no sólo erróneo, sino profundamente injusto, pues tales medidas de reducción del gasto público, incluyendo el gasto público social, afecta predominantemente a las clases populares. Las medidas más eficaces y más equitativas para reducir el déficit público del estado son el aumento de los impuestos de las rentas del capital (reduciendo, entre otras medidas, el fraude fiscal) y de las rentas superiores, e invirtiendo en la creación de empleo para disminuir el desempleo. El hecho de que el gobierno español no esté considerando estas medidas muestra el grado de abandono de cualquier intento de salir de la crisis con medidas progresistas. Y así va España.

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