sep 22

No publicado.

En nuestro país las páginas de opinión de la prensa escrita tienen una enorme influencia en configurar la opinión existente en la cultura mediática del país. Se dirá, con razón, que lo mismo ocurre en otras democracias, pero la prensa escrita en Cataluña y en España tiene unas características y peculiaridades que la distinguen de la prensa de los países vecinos. Una de ellas es la coincidencia en lo que consideran importante, relevante y que merece visibilidad mediática, mostrando unas prioridades muy parecidas en su cobertura de la realidad que nos rodea. Sé que ésta es una afirmación que contrasta con la percepción existente en los propios medios sobre su diversidad. De ahí que es necesario probarlo y ésta es la intención del presente artículo.

Leo cada día los cuatro rotativos más importantes de Cataluña. Pues bien, desde hace unas semanas cuando un grupo de intelectuales firmaron en Madrid un manifiesto en defensa del castellano, se han publicado en estos rotativos 54 artículos de opinión sobre este tema, y todos ellos en poco espacio de tiempo. Aquel famoso Manifiesto estaba basado en unas premisas (que el castellano estaba perseguido en Cataluña) que pueden mostrarse fácilmente insostenibles. La mayor parte de la prensa en Cataluña está escrita en castellano, las escuelas son bilingües y el conocimiento del castellano en las escuelas en Cataluña es semejante (y en algunas partes de Cataluña mayores) que el promedio de España. Pero, a pesar del escaso rigor de tal manifiesto, sus autores consiguieron lo que deseaban. Originaron un debate intenso entre todos los nacionalismos existentes en España, tanto el nacionalismo español (que es el único que no se denomina nacionalismo), como los periféricos y muy en especial el catalán. Ahora bien, el hecho de que hayan conseguido tal atención en las páginas de opinión de la prensa escrita se debe a que estos medios así lo han decidido.

Esta visibilidad, sin embargo, se ha hecho a costa de otros temas que son tan o más importantes para la población, tanto catalana como española, como son el deterioro del bienestar de las clases populares y muy en especial de las clases trabajadoras en Europa (que incluyen las clases trabajadoras de España y Cataluña) resultado de una enorme agresividad de las fuerzas conservadoras que se ha expresado en varios hechos ocurridos en Europa y que apenas han sido comentados en las páginas de opinión de ninguno de estos diarios. Y ello a pesar de que tal agresividad ha alcanzado un nivel sin precedentes en los últimos veinte años. Estamos viendo desde hace un par de años una lucha de clases (término que prácticamente nunca aparece en tales medios de información y persuasión) en la que una clase vence a otra en bases diarias.

Permítanme varios ejemplos: El Tribunal de la Corte Suprema de la Unión Europea dictó hace unos meses un fallo permitiendo que una empresa constructora letona, que construía una escuela en Suecia, pagara a sus trabajadores salarios letones y no suecos. Tal decisión era un ataque frontal a la clase trabajadora sueca (la más fuerte en Europa) y a sus sindicatos. Puesto que los dictámenes de la Corte Suprema de la Unión Europea se aplican a toda la Unión Europea, esta decisión era también un ataque frontal a la clase trabajadora catalana y española. En toda Cataluña y en toda España sólo se publicó un artículo de opinión, un artículo mío, que denunció este hecho, solamente uno, frente a 54 artículos de opinión sobre el manifiesto de Madrid.

Otro ejemplo: el mismo Tribunal ha dictado sentencia a favor de las medidas tomadas por el mundo empresarial alemán y que prácticamente anulan el derecho de participación de los trabajadores en la cogestión de las empresas, una de las mayores conquistas de la clase trabajadora de aquel país. De nuevo, ningún diario publicó ningún artículo de opinión o noticia sobre este tema. Mientras tanto, hubo 38 artículos sobre la independencia de Kosovo. Y un caso incluso más sorprendente, ha sido la propuesta de la Comisión Europea de anular la acción sindical, desplazando la negociación del tiempo de trabajo del nivel de negociación colectiva a un contrato trabajador-empresario. Sólo seis artículos de opinión sobre este tema.

Estos casos, entre otros, muestran el sesgo existente en tales medios, priorizando temas identitarios sobre temas laborales y sociales. Es importante que por razones de higiene democrática, tales medios sean más sensibles en sus páginas de opinión a temas que afectan la calidad de vida de las clases populares, tanto o más que los temas identitarios. La falta de corrección de este sesgo no sólo empobrece la calidad democrática de nuestra sociedad sino que aumenta todavía más la distancia que existe entre la cultura mediática y política del país por un lado, y la cultura popular por otro.

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