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Artículo publicado por Vicenç Navarro, 25 de enero de 2012

Este artículo critica la existencia y el comportamiento de las tropas de las Naciones Unidas en Haití.

Las Naciones Unidas tienen, en general, buena prensa en los círculos progresistas y en los medios de mayor difusión. Ello explica que sea una de las instituciones menos analizada y criticada en tales medios. Sólo voces de la ultraderecha –como Le Pen en Francia o el Tea Party de EEUU entre otros- critican a las Naciones Unidas, haciéndolo desde un punto de vista anti internacionalista, oponiéndose a cualquier organismo que trascienda los intereses territoriales del país en el que tales fuerzas políticas se ubican. Esta visión nacionalista de la ultraderecha es la que explica su oposición el internacionalismo que significa las Naciones Unidas.

Este monopolio de la crítica de las Naciones Unidas por parte de la ultraderecha, sin embargo, está perjudicando la habilidad crítica de las izquierdas hacia tal institución. Un ejemplo de ello es el silencio de las izquierdas europeas hacia la labor sumamente negativa que las Naciones Unidas han jugado en Haití. Mírese como se mire, su papel en Haití ha sido un desastre, empeorando la situación de aquel país de una manera muy sustancial.

Originalmente, las Naciones Unidas, muy presionadas por la Organización de los Estados Americanos (OEA), enviaron tropas (la mayoría de países de Latinoamérica) a Haití para mantener el orden, inmediatamente después del terremoto que destrozó aquel país. Los famosos cascos azules de los soldados de la ONU eran la supuesta garantía de que aquella sociedad no incurriera en un terremoto político y social.

En sí, el argumento de mantener el orden era ya sorprendente pues, al contrario de la imagen proveída en los medios de mayor difusión, Haití no era, ni antes, ni durante, ni después del terremoto, un país especialmente violento. En realidad, era de los menos violentos en la zona. Según un informe de las mismas Naciones Unidas (citado en el artículo “Two Years Later, Haitians are Worse Off due to Cholera and Lack of Accountability”, del Center for Economic and Policy Research de Washington, del cual extraigo la mayoría de la información presentada en este artículo), el número de homicidios era de 6.9 por 100.000 habitantes, un porcentaje mucho menor que el existente en otros países de la región.

¿Por qué, entonces, se les envió a Haití y continúan allí? Podría justificarse si participaran en las actividades de carácter humanitario. Pero no están haciendo esto. Antes al contrario, su presencia ha creado el mayor problema de salud pública en el país: la extensión del cólera. En 2011, 3.400 personas en Haití murieron de cólera, y 171.300 fueron infectadas. En lo que va de año (2012), 7.000 han muerto y 520.000 han sido infectadas. Y varios estudios científicos han mostrado que tal cólera procede de la base (en Mirebalais) donde están asentadas las tropas de la ONU. Ello explica que varias organizaciones de derechos humanos que trabajan en Haití (procedentes de Haití, EEUU y Brasil) estén llevando a la ONU a los tribunales. Pero de todo esto, el lector español apenas ha leído nada.

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