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Article publicat per Vicenç Navarro al diari digital EL PLURAL, 29 de juliol de 2013

Aquest article assenyala que els majors beneficiaris dels rescats financers han inclòs les rendes superiors, que deriven aquestes rendes de la propietat del capital financer. Aquesta situació, juntament amb altres polítiques neoliberals, ha creat una enorme concentració del capital financer, que degut a la seva enorme influència política i mediàtica ha significat un enorme dèficit d’ingressos a l’Estat, causa de les grans limitacions de la despesa pública.

Resultado de la aplicación desde la década de los años ochenta de las políticas públicas neoliberales, ha habido una enorme concentración de las rentas y de las riquezas, que se ha acentuado todavía más durante la crisis actual. Niall Ferguson, profesor de la Harvard University, acaba de publicar un artículo “The End of the American Dream? How Rising Inequality and Social Stagnation are Reshaping US for the worse”, que documenta hasta qué punto dicha concentración ha ocurrido en EEUU. El 1% de la población (los súper ricos) con mayores rentas y riquezas del país, posee el 42% de todo el capital financiero del país, y son los que se han beneficiado más de los rescates públicos de la banca con fondos públicos federales. “Salvar a la banca” (expresión ampliamente generalizada) ha sido, en realidad, salvar a este 1%. Es este 1% el que es el centro del poder financiero y económico del país, al cual se refiere el movimiento social de rebelión llamado Occupy Wall Street.

Esta enorme concentración, facilitada por el gobierno federal de EEUU, ha incrementado las desigualdades hasta tal punto que las posibilidades de ascenso social en aquel país han disminuido notablemente. El “sueño” americano, que se basaba en el supuesto de que todo el mundo, por muy humildes que fueran sus orígenes, podía alcanzar la cúspide, está desapareciendo muy rápidamente. Hoy en EEUU la variable más importante para conocer la clase social (y el nivel de renta) de una persona es conocer la que tenían sus padres cuando nació. Y las variaciones existentes se limitan a movilizaciones dentro de tramos relativamente próximos. La movilidad social es limitada dentro de estrechos márgenes. Aunque los medios de información se centran en los casos exitosos de movilidad ascendente, la evidencia muestra que son casos excepcionales, es decir, no comunes. En realidad, hay menos movilidad en EEUU que en muchos países europeos, y mucha menos que en los escandinavos. En EEUU existe una cúspide, que posee la mayoría de recursos financieros, que se ha distanciado de la mayoría de la población y que, consecuencia de su enorme poder político, no contribuye al resto de la sociedad. Su aportación al Estado a través de impuestos ha disminuido considerablemente.

El falso conflicto entre grupos etarios esconde el conflicto de clases

Esta observación es de particular importancia a raíz de la constante argumentación promovida por el capital financiero de que existe un conflicto entre los grupos etarios de nuestras sociedades, de manera que la gente mayor está consumiendo recursos públicos en exceso y a costa de los grupos jóvenes, que reciben mucho menos. Constantemente se hace referencia al hecho de que el 10% del gasto social del gobierno federal va a los jóvenes y el 41% a los ancianos, subrayando que hay mayor pobreza entre los jóvenes que entre los ancianos.

Este argumento ignora y oculta que el mayor problema no es en el gasto, sino en los ingresos al Estado. Es el enorme dominio de las élites financieras (el 1%) y sus aliados (que incluyen el 20% de renta superior), que no contribuyen lo que deberían, lo que empobrece al Estado, y por lo tanto, al Estado del Bienestar. Y es esta élite la que utiliza el Estado directamente para su beneficio, como queda claro con el caso del rescate bancario. Un caso idéntico está ocurriendo en España (ver mi artículo “España es un país extraordinariamente desigual”. Público 25.07.13)

No es por casualidad que el padre del neoliberalismo, Friedrich Hayek, sustituyera la lucha de clases (que es el expolio de la mayoría social por la élite financiera y empresarial) por un supuesto expolio de los jóvenes por los ancianos, profetizando, en 1960, que “a finales del siglo XX los ancianos dependerán de la caridad de los jóvenes (…) pero ello tendrá sus límites; los jóvenes que trabajen en la policía y en el ejército decidirán la solución: se crearán campos de concentración para los ancianos que no puedan sostenerse por ellos mismos y que se sostenían antes con las rentas derivadas de la explotación de los jóvenes” (citado en el artículo de Ferguson). Hayek, el gran reaccionario neoliberal, gurú de los economistas neoliberales, se muestra tal y como es en realidad en este párrafo.

La realidad es que, en nuestros países, el 20% de la población tiene la gran mayoría de la renta y de la riqueza, y que dentro de ella, el 1% tiene el 42% de todo el capital financiero (basado en gran parte en especulación), una realidad ocultada en esta supuesta lucha de los jóvenes en contra de sus padres y abuelos. No es de extrañar que sea esta la teoría (la lucha generacional) preferida por el 1% y sus aliados (que incluyen la mayoría de los medios). Así de claro.

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