El professor Navarro respon als portaveus del manifiest sobre les pensions, signat per 100 economistes i patrocinat per la fundació FEDEA de la Banca.
Hace unos meses los mayores medios de información dieron gran visibilidad a un documento firmado por 100 economistas, en el que alertaban a la sociedad española de la inviabilidad del sistema de pensiones, utilizando los mismos argumentos que la banca (que patrocinaba tal documento a través de la Fundación FEDEA) ha ido haciendo desde hace muchos años, y que periódicamente se reproducen en la sabiduría convencional que domina la cultura económica y mediática del país. Nosotros habíamos hecho una crítica a tales argumentos en el libro patrocinado por Attac titulado “Están en peligro la pensiones públicas?”.
A raíz del documento de los cien economistas, Juan Torres y Vicenç Navarro publicamos una crítica detallada de tal documento, mostrando los errores tanto conceptuales, como metodológicos en los que incurría el documento. La respuesta de los portavoces del manifiesto (que estaba imbuido de ideología neoliberal) no se hizo esperar. Pero, en lugar de referirse a los argumentos en si, contestando a nuestras críticas y dar pie a un debate que podría haber sido esclarecedor, escogieron (como siempre hacen las derechas) intentar descalificarnos con un gran abanico de insultos personales, cuestionando desde nuestra competencia a nuestra integridad. Predeciblemente no contestaron ni una sola de las críticas que les hicimos. En su objetivo de desacreditarnos, intentaron cuestionar los datos que utilizamos en nuestra crítica, reflejando en este intento una confusión, cuando no una manipulación maliciosa de los datos que nosotros utilizamos para mostrar sus errores.
En esta respuesta, contestamos a sus críticas, al menos a aquellas de las que somos conscientes, pues es una característica en sus respuestas el que raramente utilicen nuestros nombres en sus críticas, mencionando en su lugar toda una serie de epítetos e insultos que, por los argumentos que utilizan, pueden entender que están refiriéndose a nuestro trabajo.
Quisiéramos aclarar que, por lo general, no contestamos este tipo de respuestas preñadas de descalificaciones. Pero la extensión que han alcanzado sus notas (que siempre gozan de cajas de resonancia) creemos necesario darles una respuesta, haciéndolo punto por punto.
1. Tamaño de las pensiones.-
Varios comentarios parecen confundir base reguladora con salario. Para calcular las pensiones que una persona recibe, no se toma el salario, sino la base de cotización de los quince últimos años, actualizado según el IPC (con inclusión de los últimos dos años). Esta base de cotización es mucho menor que el salario. La pensión máxima se consigue tras 35 años de trabajo (no de 40), y en el año 2010 era de 34.560 euros en computo anual bruto (unos 28.000 euros netos). Esto podríamos aclararlo, pues parece que conocen como se calculan las pensiones.
2. Críticas relacionadas con el crecimiento de la productividad.-
A fin de desmerecer la importancia que el crecimiento de la productividad tiene en incrementar la riqueza del país, argumentan que tal crecimiento de 1997 a 2007, fue prácticamente cero (Jesús Fernández Villaverde, “Críticas a las Reformas de las Pensiones: Algunas Falacias comunes. I”). Tal como aclaramos en nuestra respuesta, esto no es cierto. Según Groningen Growth and Development Center (que es el documento más utilizado por el mundo empresarial estadounidense) la productividad (GDP per hour worked) creció un 6.4% entre 1997 y 2007, y un 10% entre 1997 y 2009.Y más importante, tomando periodos más largos (para poder ver el crecimiento independientemente de los ciclos económicos), entonces vemos que de 1979 a 2009, el crecimiento de la productividad laboral fue de un 77%. Asumir que el crecimiento de la productividad será cero o cerca de cero en los próximos cuarenta o cincuenta años es absurdo. Si ello fuera cierto, España tendría un problema gravísimo. Los críticos parecen asumir que España será más pobre dentro de cuarenta o cincuenta años que ahora. Esto no es sostenible.
3. ¿Son relevantes nuestras cifras?
Otra crítica que los neoliberales nos hacen es que los datos que proveemos mostrando que en 2060 los no pensionistas tendrán más recursos que ahora, es irrelevante. Parecen, pues, asumir que el problema no es el crecimiento de la tarta durante cincuenta años, sino el coste que implicaría para el crecimiento económico, el aumento de los impuestos y/o cotizaciones sociales en los próximos cuarenta o cincuenta años (JFV ibidem).
Esto es también absurdo. Parecen no darse cuenta de que alargar la edad de jubilación (la medida que proponen) es la fórmula que produciría un mayor aumento de impuestos. En realidad, retrasar dos años la jubilación es una de las mayores subidas de impuestos sobre las clases populares que un estado podría diseñar. Lo que ellos están proponiendo es reducir los impuestos y pagarlos todos de golpe, en dos años más, al final de la vida laboral, una alternativa que sería enormemente impopular. Seguro que la gente preferiría un aumento gradual de las cotizaciones (consecuencia del aumento de los salarios) a fin de mantener la edad de jubilación actual.
4. Los méritos de la inversión pública versus la privada.-
La otra propuesta que hacen es que la gente debería poder reducir sus impuestos y/o cotizaciones e invertir sus ahorros en bolsa para asegurarse un fondo de pensiones más rentable que el seguro público. Asumen, erróneamente, que a la larga la rentabilidad es mayor en la privada que en la pública, lo cual es cuestionable. Admiten que, coyunturalmente, hay un problema cuando señalan que los fondos de pensiones privadas puedan ser menos rentables en el momento de la jubilación. Pero consideran que a la larga, el rendimiento del ahorro privado es mayor que el público, lo cual es cuestionable.
Otro problema es que asumen que la gente ahorraría para invertir en el ahorro privado, lo cual es también cuestionable (JFV. ibidem).
5. Efecto redistributivo del sistema de reparto.-
Nuestros críticos muestran una falta de comprensión y/o sensibilidad hacia las medidas redistributivas de las rentas entre grupos etarios. Puesto que los trabajadores dentro de cuarenta o cincuenta años tendrán más renta que los trabajadores de ahora que se jubilarán entonces, el sistema de reparto tiene un impacto redistributivo intergeneracional.
6. ¿El factor productividad es irrelevante?
Otra absurdidad acerca del tema de la productividad. Dice JFV que el crecimiento de la productividad “es sólo un remedio temporal”. Dice que no resuelve el problema; sólo lo retrasa (¿?) Según tal argumento, el hecho de que el crecimiento de la productividad agrícola permita ahora que nadie se muera de hambre, aún cuando haya un descenso de trabajadores en el campo, es sólo temporal, y retrasa el tiempo en que se morirán de hambre (¡!)
7. El cálculo del futuro PIB.-
Si el crecimiento anual de la productividad laboral es del 1.5% (dato que no cuestionan), elevando este porcentaje a su 53 potencia (cincuenta y tres años desde 2007 a 2060) es 2.20. El año 2060 era el año que el documento original de la Comisión Europea sobre las pensiones (y que ellos citan) sobre el que se basaban, alarmados, para decir que las pensiones alcanzarían el 15% del PIB. El documento se refería al cambio de 8% en 2007 (basado en los datos de 2007) al de 2060. Y así lo explicamos en la página 34 del libro “¿Están en peligro las pensiones públicas?”. En respuesta al manifiesto hubo un error de transcripción y en el texto se puso 2050 en lugar de 2060, y ello fue utilizado para intentar desacreditarnos sin comprobar que en su original publicado en el texto ¿Están en peligro las pensiones públicas? Las preguntas que todos nos hacemos. Las respuestas que todos nos ocultan, estaba escrito correctamente.
8. Se cuestiona que el crecimiento de la productividad sea mayor que 1.5% por año en el futuro.-
Se dice: “a la vez, es difícil ver crecimientos de la productividad mucho más altos que el 1.5%. Por ejemplo, en EEUU, la tasa más alta de crecimiento de la productividad en un ciclo completo entre 1966 y 1973 ‘una edad de oro’ de la productividad, fue un 2.2% anual”.
Esta frase traduce un desconocimiento de la evolución de la productividad en los últimos cincuenta años. El crecimiento de la productividad en la mayoría de países en Europa fue mayor que el de EEUU durante el periodo final de la II Guerra Mundial a mediados de los años noventa, y ello como resultado de la enorme destrucción de las economías europeas y su necesidad de “catching up” con EEUU, y también, más tarde, por la utilización y desarrollo de las nuevas tecnologías, muchas de ellas basadas en la investigación básica realizada en EEUU. Asumir que el nivel de productividad de EEUU es el máximo que puede alcanzarse es profundamente erróneo y es resultado de una ignorancia de cómo ha evolucionado la productividad en los países capitalistas desarrollados. España está todavía muy retrasada, y por lo tanto, es más que probable que tenga mucho por mejorar. Su capacidad de “catch up” es considerable.
9. Señalan que el crecimiento de la productividad no es el único determinante del crecimiento del PIB.-
Esto es obvio. Nadie dijo lo contrario. Lo que nosotros dijimos es que “all other variables being equal” el PIB aumentaría junto con la productividad. Naturalmente que, además de productividad, hay que considerar el incremento de la población empleada. Pero este porcentaje aumentará, como ellos mismos asumen cuando hacen sus cálculos con un crecimiento de la población ocupada, pasando de 60% a 70%. De ahí que nosotros recomendáramos el desarrollo de políticas que favorecieran la integración de la mujer en el mercado de trabajo, aumentando así el porcentaje de la población adulta que trabaja en España.
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