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Article publicat per Vicenç Navarro a la columna “Pensamiento Crítico” al diari PÚBLICO, 11 de març de 2014

Aquest article assenyala els canvis que s’han estat produint a l’Amèrica Llatina, dels quals els mitjans d’informació espanyols no han informat en la seva campanya per vilipendiar la revolució cubana i el règim que va establir. L’article assenyala que, juntament amb la necessària crítica de l’escassa democràcia d’aquell sistema, han de ressaltar-se els molts mèrits que aquella revolució i el sistema que va establir van significar per a les classes populars de Cuba i també del món.

De los eventos que han tenido lugar en Latinoamérica en los últimos meses hay dos que merecen especial atención, pues han pasado desapercibidos, cuando no ignorados, por los mayores medios de información españoles. Uno es la conferencia de jefes de Estado de América Latina y del Caribe en la Habana, Cuba, y que incluía a los máximos representantes de la gran mayoría de las naciones de las Américas, excepto EEUU y Canadá. Todas ellas pertenecen a la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), comunidad establecida en 2011 como alternativa a la OEA (Organización de los Estados Americanos), percibida como excesivamente influenciada por el gobierno de EEUU. Como resultado de esta influencia, la OEA había excluido a Cuba, expulsada ya en 1962 de esta organización. Tal expulsión terminó en el año 2009, cuando EEUU permitió que se la invitara, invitación que Cuba rechazó por considerar que la OEA continuaba estando dominada por el gobierno de EEUU.

Es muy significativo que, paradójicamente, medio siglo después de que Cuba fuera expulsada de la OEA, la mayoría de países de América Latina y del Caribe se reunieran precisamente en la Habana, Cuba, como parte de la CELAC (que incluye prácticamente a los mismos países que constituyen la OEA, excepto EEUU y Canadá). A esta reunión fueron invitados José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA, como observador, y el Secretario General de la Naciones Unidas, Ban Ki-moon. Pero no fueron invitados ni EEUU ni Canadá. Todo un cambio. Y el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de España -el ministerio más dócil con el gobierno federal de EEUU que existe hoy en la UE-15- parece todavía no darse cuenta de lo que está pasando en América Latina y en el Caribe. El famoso “por qué no te callas” se ha revertido en un “no te queremos”. El tema del congreso de la CELAC era, por cierto, el crecimiento de las desigualdades y de la pobreza, en uno de los países que tiene menos desigualdades y menos pobreza en la CELAC.

La otra noticia, que tiene que ver también con Cuba, procede del funeral del Presidente Mandela en Sudáfrica. La delegación que fue más aplaudida en las ceremonias de celebración de la vida de Mandela durante su funeral fue la delegación cubana. Las causas de este calor humano y agradecimiento a Cuba las definió el propio Mandela cuando consiguió su libertad. “Durante todos los años que he estado en prisión, Cuba fue una inspiración… Las victorias de Cuba destruyeron los mitos de la invencibilidad del opresor blanco, inspiraron a las poblaciones luchadoras en Sudáfrica, en un momento clave en la lucha por la liberación en Sudáfrica y de nuestro pueblo frente al régimen del apartheid. ¿Qué otro país puede mostrar una hoja de servicios de ayuda, tan generosa y solidaria, a las causas de liberación en África que Cuba? Cuba ha sido un ejemplo de entrega y servicio a los demás”. Cuba fue uno de los países que ayudó más al movimiento de liberación de Sudáfrica. Hoy, como señaló mi amigo Noam Chomsky recientemente, el nombre de los cubanos que murieron defendiendo a Angola frente a los mercenarios del régimen apartheid, están escritos en piedra en la pared de homenaje a los luchadores por la libertad en el Parque de la Libertad de Pretoria. Y los miles de cubanos que ayudaron a Angola, sin pedir un real, son un ejemplo de solidaridad. Durante el funeral de Mandela, estos sentimientos populares pudieron expresarse y el mundo vio su agradecimiento a Cuba. Y mientras, Cuba permanece demonizada en los mayores medios de información españoles, mostrando, una vez más, el nivel de control ideológico que tienen estos medios.

Se critica a Cuba por su falta de libertades. Pero el estado español tiene muy poca credibilidad cuando utiliza este argumento. Tiene relaciones excelentes con gobiernos como el de Honduras, donde se asesina a periodistas y sindicalistas sin que haya ninguna protesta y, todavía menos, sin que haya ninguna noticia en los mayores medios de información.

Mientras, es el gobierno federal de EEUU, y sus políticas de embargo de aquel país, el que está totalmente aislado, en Latinoamérica, hecho que ocurre también en el propio país, EEUU. Según una encuesta publicada en The New York Times el pasado 11 de febrero, el 56% de los estadounidenses se opone al embargo de Cuba, porcentaje que aumenta a un 62% entre los hispanos. Los días del embargo están contados. Quedará como una reliquia que señalará como un país de solo 11 millones (cifra inferior a la del área metropolitana de Nueva York en cuanto a población) resistió noblemente las agresiones de todo tipo de un gobierno estadounidense que se presentaba como representante de 300 millones.

Una última nota. Fui de los primeros científicos que trabajaban en EEUU que ayudaron a la Revolución Cubana en sus inicios, ayudando a su gobierno en el desarrollo de su excelente servicio nacional de salud, del que incluso expertos de cariz conservador han reconocido su singularidad y ejemplaridad. Ni que decir tiene que hubo también dimensiones criticables (mis colegas cubanos me llamaban cordialmente el “hipercrítico”) pues creo que la atracción enorme que ha tenido, con razón, la Revolución Cubana en el mundo del subdesarrollo hubiera sido incluso mayor si hubiera permitido un nivel más grande de libertades con mayores expresiones de instrumentos democráticos. Ahora bien, los que acusan al gobierno cubano de falta de democracia carecen de credibilidad a no ser que se opongan a la enorme hostilidad del gobierno federal de EEUU, que ha intentado por todos los medios ahogar aquella experiencia y que precisamente ha dificultado el desarrollo de la dimensión democrática de aquella revolución. Por lo demás, los datos están ahí. Ha sido uno de los gobiernos con mayor sensibilidad social en aquel continente. Y su política internacional, lejos de ser “terrorista” como la definía el gobierno federal de EEUU (que tuvo a Mandela en la lista de terroristas hasta el año 2008 -sí, año 2008-), fue –como indicó Mandela– ejemplar, mostrando que la Revolución Cuba, fruto predominantemente de un enorme esfuerzo del pueblo cubano, ha sido y es una conquista social de todas las fuerzas progresistas del mundo.

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