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Debido a la gravedad de la situación descrita en este artículo referente a la derechización de los mayores medios de información en España, el blog de Vicenç Navarro reproduce ahora el escrito original publicado el pasado 5 de septiembre que analiza tal problema y sus consecuencias.

 

LA GRAN DERECHIZACIÓN DE LOS MAYORES MEDIOS DE INFORMACIÓN EN ESPAÑA Y SUS CONSECUENCIAS

No hay plena conciencia en los mayores medios de información de España del grado de derechización que existe en las culturas mediáticas y en las instituciones políticas dominantes del país, consecuencia del gran poder e influencia que las derechas españolas (la mayoría herederas de las derechas que controlaban el estado dictatorial) todavía ejercen sobre los aparatos del estado español y sobre los grandes medios de comunicación, productores del “sentido común” y de la “sabiduría convencional” que configuran gran parte de la opinión pública. Este ha sido el resultado de una transición de la dictadura a la democracia que distó mucho de ser modélica (resultado del enorme desequilibrio de fuerzas dentro del estado español entre las derechas que controlaban el estado y las fuerzas democráticas, lideradas por las izquierdas, que acababan de salir de la cárcel o de la clandestinidad o del exilio), dando como resultado una democracia muy incompleta. Las movilizaciones populares en contra de la dictadura forzaron una respuesta del estado, estableciendo un proceso de transición dominado por las fuerzas políticas que dominaban aquel estado (ver Xavier Domenech Sampere. Lucha de clases, franquismo y democracia. Obreros y Empresarios. Akal 2022)

EL “SENTIDO COMÚN” EN EL CONOCIMIENTO ECONÓMICO: LOS SALARIOS Y EL GASTO PÚBLICO COMO CAUSA DE LA INFLACIÓN

Tal realidad aparece en todas las dimensiones del quehacer público. Lo vemos, por ejemplo, en los análisis mediáticos sobre las causas de la elevada reciente inflación que ha existido en España y que se ha atribuido al crecimiento de los salarios y del gasto público, supuestamente responsables del gran crecimiento de la demanda, en una situación de escasa oferta, en parte debido a los problemas creados y heredados por la pandemia y ahora por la guerra de Ucrania.

En ninguno de los mayores medios de información financieros españoles ha aparecido algún artículo que señalase como una causa importante de la inflación el aumento de los precios causados por un excesivo énfasis en aumentar los beneficios financieros y empresariales a base de incrementar los precios de sus productos. Tal silencio contrasta con la gran cantidad de voces influyentes en la OECD (Organization for Economic Cooperation and Development), que incluye los países más ricos del mundo, gobernados en su mayoría por partidos de derechas, conservadores y/o liberales) que expresaron, en el inicio del proceso del crecimiento de la inflación, su alarma porque la inflación creció en tales países desde el principio de la pandemia como resultado del enorme crecimiento de los beneficios empresariales en los países de esta comunidad económica. En realidad, el crecimiento de tales beneficios empresariales en los sectores energéticos y alimentarios crecieron espectacularmente, coincidiendo con la escasez de tales productos. No era, (como la sabiduría convencional y el sentido común en España decían), el aumento de los salarios y del gasto público las causas del crecimiento de la inflación, sino el aumento deliberado de los beneficios empresariales a base de incrementar el precio de los productos a sabiendas de que la pandemia les había significado una situación privilegiada del control del mercado. En realidad, este crecimiento de las grandes empresas fue una de las mayores causas, no solo del gran crecimiento de la inflación, sino del enorme aumento de la concentración de las riquezas tanto a nivel nacional como a nivel mundial que ocurrió durante la pandemia.

De ahí que una propuesta para reducir la inflación (y disminuir las desigualdades de riqueza) fue la bajada forzada de los precios con la consiguiente reducción de los beneficios empresariales exagerados, postura intervencionista que la Unión Europea dominada por las derechas incluso consideró, pero no se atrevió a hacerlo con la extensión e intensidad que se requería. (Ver Ronald Janssen “Profit Driven Inflation – The Policy Implications” Social Policy, 30 de junio del 2023).

Pero lo que es interesante destacar es que la situación era tan obvia que gran parte de los conocidos medios de información financieros, como el Financial Times, publicaron toda una serie de artículos sobre este tema, algo impensable que ocurriera en los medios financieros de este país o en las páginas económicas de los grandes diarios españoles. El lector no encontrará en ninguna revista financiera o páginas económicas de grandes medios de comunicación un reconocimiento de que esta era una de las mayores causas de la inflación en España. Como siempre ocurre en la derecha española (que a nivel europeo es la ultraderecha), repite el argumento de que son los salarios y el excesivo gasto público los que hay que reducir para bajar la inflación, cuando los datos muestran claramente que ni lo uno ni lo otro fueron causa de la elevadísima inflación.

LA DERECHIZACIÓN DE LA INFORMACIÓN INTERNACIONAL Y SUS COSTES

Esta derechización aparece en otra dimensión también muy preocupante: el reportaje de las noticias internacionales. Un caso obvio es el reportaje en los principales medios de información españoles sobre la guerra de Ucrania, una realidad trágica en un evento dramático. Con una actitud de militancia bélica, las noticias sobre la guerra de Ucrania son profundamente sesgadas. Naturalmente, Rusia debe ser denunciada por su brutal invasión a Ucrania, que era predecible, consecuencia en gran parte, de la extensión de la OTAN hacia el este de Europa, como reconocieron ideólogos de la Guerra Fría. En este momento, la inmediatez de la brutalidad exige un cese de la guerra, resolviendo el problema a través de la vía diplomática y no a base de continuar la guerra. Y en este contexto, el gobierno Putin tiene la mayor responsabilidad por lo que está ocurriendo. Pero el gobierno ucraniano también merece crítica. Y ello no implica una equidistancia entre los dos países en cuanto a responsabilidad por lo que está ocurriendo, pero sí que debe criticarse al gobierno de Ucrania por estar implementando políticas neoliberales antisindicales dentro del sistema de recuperación económica del país, preocupante por su orientación ultraliberal y antisindical. En realidad, en Europa hay un debate muy importante liderado por la revista Social Policy (la revista más importante de asuntos sociales en la Unión Europea) que ha permitido a los sindicatos ucranianos y europeos expresar su alarma, pues Ucrania debería cambiar totalmente tales políticas si quiere entrar en la Unión Europea. Su entrada en tal comunidad sin tales cambios sería debilitar los derechos sindicales existentes en tal comunidad. Que esta noticia tan importante no haya aparecido en ningún mayor medio de información en España habla hasta qué punto la derechización se extiende a todos los temas. De nuevo, no ha habido ningún gran medio de información en España que haya denunciado la aplicación de tales políticas neoliberales en Ucrania que dañan primordialmente a las clases trabajadoras de aquel país (Ver mi artículo: “Lo que no se está informando sobre las políticas ultra-neoliberales del Gobierno Zelensky en Ucrania y sus consecuencias.” Público, 23 de marzo de 2022).

EL SILENCIO SOBRE LA GRAN CRISIS POLÍTICA QUE EXISTE A LOS DOS LADOS DEL ATLÁNTICO NORTE

Otra dimensión ignorada en la mayoría de los medios de información españoles es la crisis política existente a ambos lados del Atlántico Norte. Se habla del crecimiento de las ultraderechas, muchas de ellas herederas del fascismo y nazismo, que ya están gobernando en muchos de esos países con consecuencias muy negativas para el bienestar y calidad de vida de sus clases populares. Esta realidad era fácilmente predecible y así algunos lo predijimos. Sin embargo, raramente los grandes medios de información analizan las causas de tal fenómeno, ya muy avanzado en Estados Unidos. La causa es la enorme y profunda crisis de legitimidad política de los sistemas democráticos liberales, que tienen muchos paralelos con la crisis que dio lugar a la Gran Depresión y a la Segunda Guerra Mundial, y que ha alcanzado su máximo desarrollo en Estados Unidos.

La causa de esta desatención es que los corresponsales de los grandes medios de comunicación españoles en EEUU suelen sacar sus noticias de los grandes medios de comunicación estadounidenses, lo cual es necesario, pero dramáticamente insuficiente para entender lo que pasa en Estados Unidos. El gran problema es que tales medios de comunicación estadounidenses han sido los mayores promotores del modelo neoliberal globalizante que, habiéndose iniciado en los Estados Unidos, se expandió también a la Europa Occidental con la incorporación a través de la Tercera Vía en las políticas socialdemócratas, además de las conservadoras y liberales. Es este modelo el que ha creado una enorme crisis política con amplio rechazo de las políticas neoliberales por parte de las clases populares que desean recuperar un pasado que idealizan percibiéndolo como mejor, mostrando gran hostilidad hacia ese futuro neoliberal.

La presidencia de Ronald Reagan en Estados Unidos y de Margaret Thatcher en Gran Bretaña habían establecido las bases para el desarrollo del modelo neoliberal globalizante, continuado por los presidentes republicanos y también por los demócratas, siendo Clinton el fundador de la Tercera Vía, ampliamente extendida en la socialdemocracia europea. El desastre que tal modelo significó primordialmente para las clases trabajadoras a los dos lados del Atlántico Norte, explican su rechazo masivo a tal modelo y  su hostilidad hacia aquellos gobiernos que, habiendo sido históricamente sus representantes, se habían convertido al dogma neo-liberal que, en su versión globalizante a nivel mundial, afecto muy negativamente a los sectores industriales de tales clases sociales

En EEUU fue el Trumpismo el que canalizó el enfado de grandes sectores de las clases populares hacia los establishments político-mediáticos neoliberales que dominan el gobierno federal de EEUU. La respuesta de tales establishments federales ha sido intentar eliminar al expresidente Trump como candidato republicano a la presidencia del país en 2024, a través de juicios e impeachments que han sido percibidos por amplios sectores de la población como intervenciones jurídicas políticamente motivadas. De ahí que hayan tenido un impacto opuesto al deseado pues han contribuido a presentar a Trump como víctima de un sistema represivo que quería eliminar a su máximo oponente. El 80% de los republicanos que apoyan a Trump lo están presentando como víctima del acoso por parte del gobierno federal que odian. Su victimización y su conocido lenguaje y discurso anti-establishment federal tiene gran capacidad de movilización.

Y dentro del Partido Demócrata otra mayor preocupación para la candidatura de Biden en 2024 para la renovación de su mandato es la aparición de un candidato, que además de ser un varón de una de las familias políticas más conocidas en EEUU, la familia Kennedy, se está presentando también como candidato anti-establishment federal, percibido este establishment como insensible a las necesidades de las clases populares. Tal personaje, hijo del senador Kennedy asesinado y sobrino del también asesinado presidente Kennedy, está contando ya con el apoyo del 20% de los demócratas. Es también anti-guerra en Ucrania, como Trump, lo cual le hace atractivo a votantes de ambos partidos. Esto reduce las posibilidades del Presidente Biden de ser reelegido. Muy poco de estos datos han sido mencionados en los grandes medios de información españoles. Y lo que tampoco se ha señalado son las semejanzas entre las propuestas del Trumpismo y su control del Tribunal Supremo y de grandes sectores de la judicatura, y las políticas judiciales del Partido Popular en España. La gran atención mediática centrada en Vox ha estado desatendiendo los muchos elementos de similitud entre el Trumpismo y el PP. El silencio mediático sobre estas similitudes (como tambien acusar al gobierno del adversario como ilegítimo) ha sido ensordecedor. Y tal afinidad de políticas públicas entre tales formaciones políticas augura un futuro preocupante, pues existe una clara posibilidad de que el Trumpismo acabe controlando el aparato federal y que incluso Trump gane las elecciones del 2024, en cuyo caso las consecuencias para la Europa occidental, incluyendo España, serían muy negativas. La falta de información sobre estos hechos en España es muy preocupante.

Tampoco se ha informado en los grandes medios de las enormes limitaciones del sistema electoral estadounidense, escasamente proporcional, y con un Colegio Electoral (que es el que elige al presidente de EEUU) sumamente sesgados hacia las partes conservadoras del país. Trump fue elegido presidente en 2016 con un número de votos sustancialmente menor a la candidata demócrata. Y otra ignorancia común en los grandes medios españoles es su énfasis en el análisis de las encuestas de opinión popular para predecir el comportamiento electoral en Estados Unidos donde el grado de participación en el proceso electoral es muy bajo. Una encuesta de opinión popular puede mostrar un apoyo a un candidato mucho mayor que el que ocurre en el día de las elecciones debido a una menor movilización de sus votantes que en sus adversarios. Esto ha sido constante en las elecciones que ha participado Trump, pues el grado de movilización de sus seguidores antiestablishment es mucho mayor que no el de los candidatos demócratas o republicanos normales. Es un fenómeno común, muy generalizado en los medios de información españoles: la idealización del sistema democrático estadounidense y su sistema electoral. No existe un partido de izquierda y es muy difícil que existe según las leyes electorales. Y la enorme crisis de legitimidad política del establishment liberal globalizante está llegando a un extremo que establece unos interrogantes en cuanto a su futuro. Y de esta crisis también se habla muy poco en los medios. Y esto es un grave problema para la democracia española.

 

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